El Arzobispo en su homilía primero pidió rezar para recibir el don de amar a Jesús, porque sostuvo que él “nos enseña el arte de combatir y vencer las tentaciones”, entre las cuales señaló al narcotráfico. Remarcó que sigue provocando un “tendal de enfermos” y un “dramático testimonio de esta plaga lo puede dar el pueblo de la Virgen”. A quienes están involucrados invitó a convertirse y someterse a la Justicia.
En Itatí se concretó ayer la ceremonia oficial de apertura del año pastoral de la Arquidiócesis de Corrientes. Un acontecimiento que estuvo liderado por el arzobispo, Andrés Stanovnik, quien en su homilía habló sobre la necesidad de acudir a Jesús para vencer las tentaciones, entre las cuales señaló al narcotráfico y lamentó que Itatí pueda dar un “testimonio dramático” de la prosperidad de esa “plaga”. Para combatirla, instó a quienes están involucrados, directa o indirectamente, a convertirse y someterse a la Justicia. Al mismo tiempo que garantizó que la Iglesia “les ofrece su misericordia”.
Frente a la terminal de ómnibus se congregaron delegaciones provenientes de distintas comunidades, quienes minutos después de las 10, junto a Stanovnik caminaron en procesión hasta la Basílica donde alrededor de las 11 se desarrolló la misa central.
Según lo informado por Noticias Itateñas a El Litoral, monseñor antes de comenzar su homilía, dedicó varios minutos para saludar al vicario general de la arquidiócesis, José Billordo; al superior provincial de la Obra Don Orione, Gustavo Aime; al rector de la Basílica, David Penzotti y también al padre Oriel Blanco, quien estaba junto a otros siete seminaristas del “Camino Neocatecumenal”.
Cuando los nombró a cada uno de ellos, también pidió oraciones especiales y los feligreses respondieron con un gran aplauso.
Luego, comenzó a brindar su mensaje en el cual primero recordó el motivo del encuentro en la Basílica y en referencia a la Virgen de Itatí aseveró “queremos que sea ella la que nos cuide, acompañe e inspire con su ejemplo y su intercesión, en el camino pastoral de este año”. Pero antes de continuar con su alocución, abrió un paréntesis para hablar sobre un folleto especial que ayer recibieron quienes asistieron a la misa. (Ver recuadro).
Un par de oraciones
Después de explicar su contenido e importancia, reanudó su homilía haciendo hincapié en el rol de intercesora de la Virgen. “Por eso le suplicamos que nos conceda un gran amor a su divino hijo Jesús. Ese amor que le pedimos es mucho más que un sentimiento ocasional o una súplica en medio de otras muchas”, afirmó y al mismo tiempo expresó su deseo de que se “convierta en una súplica ininterrumpida a lo largo de todo el año”.
En este punto, destacó que “en ese espíritu se formuló el lema que inspira esta jornada de inicio del año pastoral: con María de Itatí junto a la Cruz de los Milagros, seamos misericordiosos”.
Y seguidamente, consideró que “nos hará mucho bien si todos nuestros encuentros, rees y toda la actividad pastoral, la iniciamos con la “oración ante la Cruz de los Milagros” y la concluimos con la oración “Tiernísima Madre de Dios y de los hombres”. Qué lindo sería que la proclamación diaria de estas dos oraciones, en el contexto vivido del Año de la Misericordia, nos lleve a ser misericordiosos, como una forma habitual de vivir nuestra vida cristiana”.
Tentaciones
Tras la invitación a realizar esa práctica diaria, se refirió a las tentaciones de las que aseveró nadie está exento por lo que instó a estar siempre cerca de Jesús porque él “nos enseña el arte de combatir y vencer las tentaciones del maligno”.
Fue en este contexto que indicó: “Cuidado con el dinero fácil y el apego desordenado a las riquezas, que nos crea la ilusión de que sin trabajar se la puede pasar mejor que trabajando; o que acumulando muchos bienes tendremos la vida asegurada; o que el sexo sin responsabilidad y sin amor nos permite gozar sin límites; o el juego de azar, que nos crea expectativas falsas sobre una felicidad que se puede alcanzar sin hacer esfuerzos”. “Son todas tentaciones mentirosas, que terminan destruyendo vidas jóvenes, destrozando familias y atemorizando pueblos, como sucede hoy a lo largo y ancho de nuestra patria”, afirmó.
Narcotráfico
Entre esas tentaciones, Stanovnik se refirió al flagelo de las drogas. En primer lugar, recordó que la Iglesia, a través de los obispos, hace una década ya advirtió que “el narconegocio se instaló en nuestro país, prospera exitosamente, destruye familias y mata”. Asimismo, mencionó que insistieron con esa alerta, tanto en el 2013 como en el 2015, e inmediatamente aclaró que abordó el tema en su homilía no sólo por la investigación judicial sobre narcotráfico que tiene como protagonistas a familiares de funcionarios locales sino además porque el “narconegocio” es una de las tentaciones a las que hizo referencia anteriormente.
Después, prosiguió “por todo el país, las comunidades dan cuenta que el tendal de enfermos que produce la droga es cada vez mayor. Un dramático testimonio de esta plaga lo puede dar Itatí, el pueblo de la Virgen. Al que acompañamos para que sea reconocido por los más de 400 años de fidelidad al Evangelio y a María de Itatí” y no “por los desgraciados acontecimientos de este último tiempo”.
Conversión
Ante esta situación, posteriormente el arzobispo manifestó “es tan oportuna hoy la palabra del Papa Francisco en el mensaje del Año de la Misericordia, dirigida a los que se han involucrado directa o indirectamente, en organizaciones criminales, donde les dice: “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante tantos crímenes cometidos, escuchen el llanto de todas las personas depredadas por ustedes. Seguir como están es sólo fuente de arrogancia, de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto de lo que ahora piensan”.
Por lo que “basta solamente que acojan la llamada a la conversión y se sometan a la justicia mientras la Iglesia les ofrece misericordia”, reafirmó.
Mientras que en la última parte de su mensaje, Stanovnik enfatizó: “Cuaresma es un tiempo para volver a Dios, para convertir nuestra vida de la mala conducta que nos lleva a creer más en los paraísos artificiales, que en la paciente y solidaria tarea de darnos la mano y caminar juntos”. Y concluyó con un pedido especial: “Que María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Itatí, son su mirada dulce y tierna nos proteja de las tentaciones, nos enseñe a confiar plenamente en su hijo Jesús, y nos ayude en nuestra vida cotidiana a ser alegres y valientes misioneros de la misericordia”.
Lunes, 6 de marzo de 2017