El Fortín jugó a media máquina ante Arsenal y no generó muchas chances, pero se impuso por 3-2 con dos tantos de Augusto Fernández y otro del Burrito Martínez, de penal. Descontaron Zelaya y Leguizamón. El equipo de Gareca lidera junto a All Boys, Tigre y Boca.
Vélez seguramente será protagonista importante en el torneo Clausura y en la Copa Libertadores, como en los últimos años. Cuando está inspirado, brilla y arrolla. Y cuando no está tan derecho, como esta noche contra Arsenal, desnivela con sus individualidades y con su efectividad. El Fortín jugó a media máquina, aprovechó sus momentos y se impuso por 3-2, en Liniers.
Apenas dos minutos necesitó el elenco de Ricardo Gareca para sacar adelante un partido que en los papeles se preveía complicado y que así se desarrolló hasta los 33 minutos del primer tiempo, cuando Augusto Fernández tomó un rebote en la medialuna tras un córner y, de zurda, la clavó contra un palo para decretar el 1-0.
Antes, el equipo de Gustavo Alfaro se había mostrado firme, bien ordenado y rápido para aprovechar las bandas. Es más, a los 28, Carlos Carbonero sacudió el travesaño con un tremendo remate desde afuera del área. Pero así es el Fortín. Cuenta con excelentes individualidades y con un funcionamiento colectivo muy parejo.
El conjunto visitante sacó del medio tras el primero, el local la robó rápidamente y Federico Insúa la metió en el área para Mauro Óbolo, quien se dejó caer tras un empujón de Víctor Cuesta. Juan Manuel Martínez se hizo cargo del penal y lo cambió por gol para el 2-0. ¿Justo? Mucha diferencia para el transcurso de las acciones. En los minutos finales, el Fortín sí manejó todo.
Vélez tenía todo controlado y hasta trabajaba la pelota con tranquilidad ante un rival herido, que parecía entregado. Para colmo, a los 16 y tras otro rebote a la salida de un tiro de esquina, Augusto volvió a liquidar de zurda para estirar la diferencia. El local bajó bastante la intensidad y Arsenal se animó con más orgullo que fútbol.
A los 21, Carbonero desniveló por la banda derecha a pura velocidad y tiró el centro al primer palo para la cabeza de Emilio Zelaya, quien descontó. Fue un aliciente importante para la visita, quien siguió soñando con el milagro frente a un Fortín apagado. Aún más se metió en el partido cuando Luciano Leguizamón clavó en un ángulo un tiro libre, a los 37.
Pero era tarde. Aunque buscó y la tiró al área como pudo, el dueño de casa aguantó y se llevó la victoria. Lejos estuvo de mostrar su mejor versión y hasta le puso los pelos de punta a Gareca en los últimos pasajes del partido. Pero Vélez es así. Los triunfos le cuestan menos a que otros, por jerarquía, por presente, por ánimo.
Lunes, 27 de febrero de 2012